Si estas frases te suenan es que estás luchando contra la baja tolerancia a la frustración, la cual entendemos por aquella habilidad de saber gestionar las situaciones cuando no conseguimos algo.
La frustración la podemos entender cómo un proceso que se inicia con una expectativa. Ponte en el lugar de tu menor, por ejemplo; yo tengo la expectativa de que hoy voy a estar toda la tarde jugando con mi video-consola, esta expectativa se convierte en mi deseo por llegar a casa y ponerme a jugar.
Pero de repente me choco con la realidad 😦, y es que mi madre o padre me expresan que no puedo jugar porque tengo un listado de tareas anteriores que me impiden alcanzar este deseo que quiero ya😭.
Es aquí cuando aparece mi frustración como menor en la cual la realidad me demuestra que mi expectativa no es viable y debo iniciar de forma interna un trabajo de autocontrol para regular el “No” a mi deseo.
Lo normal es que esto me cueste mucho y por ello es más fácil que termine contestando, enfadado o que me encierre en la habitación.
Cosas que podemos concluir de este ejemplo:
- Cuánto más ajustado sea la realidad con mi deseo, mejor autocontrol 🤓
Por eso es tan importante que apoyemos a nuestros hij@s a ajustar estos deseos. Esto lo consigues adelantando y llegando a acuerdos con relación a normas y límites. Si yo como menor sé que hay una norma que implica llegar a casa y hacer mis tareas antes de tener los espacios de ocio, cuento con la información para no crear un deseo inviable. A lo mejor lo sigo generando, pero esta información previa me ayuda a regular la frustración. Lo que suele ocurrir en este caso es que no somos consecuentes con nuestras normas, por lo que damos espacios a que se generen deseos que no son viables.
- La frustración es inevitable y si no se controla puede producir ira ☝🏻
Aquí como adultos somos responsables de ir aportando herramientas para el manejo de esta frustración, pero para apoyar a gestionar la misma también debemos permitir que se generen situaciones de frustración. Este es otro error que desde nuestro cariño solemos cometer, y es que les evitamos a nuestros menores este tipo de situaciones. Por ejemplo, cuando ya no saben cómo resolver la tarea, cuando deben de compartir un juguete, cuando les decimos “no” a una petición suya, cuando deben de esperar su turno, etc.
Para evitar esto ten en cuenta las siguientes pautas:
- Reconoce su frustración “Entiendo que te de rabia no poder jugar en este momento”.
- Establece límites y genera espacios para que se exprese ⏩ “No puedo permitir que me insultes. Cuando estés más calmado en 15 minutos intentamos hablarlo”.
- Incentiva sus alternativas: “Hoy no podemos ir al parque pero podemos jugar en casa, ¿qué ideas tienes?”
- No adelantes soluciones: evita los “deberías de…”, “tienes que…”.
Para practicar esto como indico es importante generar espacios en los que se dé la frustración. Te pongo unos ejemplos del día a día:
- No le digas a tu menor sí a todo.
- Cuando quiera hablar contigo, pídele que espere hasta finalizar tu tarea. “Ahora estoy hablando al teléfono, cuando termine iré a tu habitación y me lo cuentas”.
- Cuando te pida algo dile que espere unos minutos antes. “Déjame terminar de recoger la cocina y te daré el chocolate como te he prometido”.
- Si discute con su hermano o una amiga por un juguete no intervengas de inmediato. “Entiendo que quieras los colores de tu hermano, pero tendrás que esperar a que termine su dibujo.”
Finalmente, te invito a que rescates esas situaciones en las que ha vivido esa sensación de frustración para reforzar su capacidad 💪🏻 . “¿Recuerdas que el otro día no pudiste ponerte tu chaqueta favorita porque estaba mojada y supiste buscar rápidamente una alternativa?”.
La tolerancia a la frustración es, por tanto, una habilidad que vamos adquiriendo con la experiencia; y como madre, padre o cuidador tienes las herramientas para facilitar y acompañar ese aprendizaje. Si tienes dudas contacta con nuestro Servicio de Orientación a la Familia 💚
Daniel Rodriguez
Técnico de familia del SAF