El 20 de noviembre, como cada año, celebramos el Día Internacional del Niño, que conmemora la Convención de Derechos de la Infancia de Naciones Unidas.
¿En qué consiste este documento? 📜
La Convención sobre los Derechos del Niño es un tratado internacional de las Naciones Unidas, firmado el 20 de noviembre de 1989 a través del cual se enfatiza que los niños tienen los mismos derechos que los adultos y se subrayan aquellos derechos que se desprenden de su especial condición de seres humanos que, por no haber alcanzado el pleno desarrollo físico y mental, requieren de protección especial.
Este día supone un momento para recordar que todos los niños, niñas y adolescentes merecen crecer en un entorno seguro, lleno de oportunidades y amor.
Pero, más allá de la teoría, ¿qué significa esto para quienes cuidamos a la infancia: madres, padres, y personas cuidadoras? ¿Qué podemos hacer para que estos derechos realmente se sientan en la vida diaria de nuestros hijos e hijas?
La importancia de los derechos de los niños y niñas 🙋♀️
Cuando pensamos en los niños y niñas que queremos y cuidamos, todos queremos lo mismo: que crezcan felices, seguros, queridos y con las mismas oportunidades. La Convención de los Derechos de la Niñez nos recuerda que cada niño y niña tiene derecho a un mundo en el que pueda ser él o ella misma, aprender, desarrollarse y crecer en libertad.
Estos derechos no son solo ideas escritas en un documento; son principios que podemos aplicar día a día en casa. Significan proteger a niños y niñas de la violencia, asegurar que reciban cuidados y acceso a la educación, y escucharlos, para que se sientan valorados y valoradas. Se trata, en pocas palabras, de cuidar con respeto y empatía para que la infancia sea una etapa feliz y segura.
y como madres, padres y cuidadores/as, ¿qué podemos hacer para promover estos derechos en casa? 🤝
Entendemos que la crianza no es una tarea sencilla, y que nadie tiene el “manual perfecto” para ser el mejor padre, madre o cuidador. Sin embargo, siempre podemos aprender un poco más, junto a ellos, y esforzarnos por hacer las cosas un poquito mejor cada día. Por ello, aquí te dejamos algunas ideas que nos ayudarán a favorecer en la crianza el desarrollo efectivo de estos derechos.
- Escuchar y valorar sus opiniones: Aunque a veces los problemas de los niños y niñas nos parezcan simples, para ellos son reales y significativos. Es importante darles espacio para hablar y tomar en serio sus pensamientos, ya que esto les enseña a confiar en sus cuidadores y a valorarse como personas.
- Crear un entorno seguro y afectuoso: La seguridad va más allá de lo físico. Un ambiente seguro es también un espacio libre de gritos y actitudes que puedan lastimar su autoestima. La disciplina y el respeto se pueden enseñar sin herir, y en este proceso les enseñamos a nuestros hijos e hijas a cuidar y respetar a quienes les rodean.
- Fomentar el juego: La Convención también subraya el derecho al juego y a la recreación. Nunca subestimemos el valor de jugar. El juego es una forma de aprender, de expresar emociones y de descubrir el mundo. Cuando nos unimos a sus juegos, les estamos demostrando que nos importa su felicidad.
- Apoyar su educación de manera positiva: No se trata solo de llevarles a la escuela, sino de crear un ambiente en casa donde se sientan motivados/as para aprender. Cada día podemos hacer cosas sencillas que despierten en ellos y ellas las ganas de descubrir, explorar y alcanzar su potencial.
- Enséñales el valor del respeto mutuo: El respeto comienza en casa, y la mejor forma de enseñarlo es con el ejemplo. Hablarles con amabilidad, incluso cuando sea necesario corregirles, es una manera de demostrarles que las palabras también pueden construir. En lugar de gritar o imponer, prueba con frases que inviten a reflexionar, como: “¿Qué podrías hacer diferente la próxima vez?” o “Entiendo que estás molesto/a, pero no está bien reaccionar así”.
- Además, escucharles de manera activa es esencial. Cuando un niño o niña se siente escuchado/a, aprende que su voz tiene valor. Preguntarles cómo se sienten, qué opinan o incluso involucrarlos en decisiones del hogar, como qué película ver o qué preparar para la cena, refuerza este derecho tan importante.
- Recordemos ver el mundo con sus ojos: A veces olvidamos que ser niño o niña es estar en un estado constante de descubrimiento. Intentemos recordar cómo veíamos el mundo en nuestra infancia, y dejemos que exploren, que aprendan y que sientan que es un lugar seguro y fascinante.
- Cuidemos nuestras palabras y acciones: Las niñas y los niños son espejos que reflejan lo que ven. Si queremos que sean personas respetuosas, compasivas y amables, seamos su mejor ejemplo.
- Involucremos a los niños y niñas en el mundo que les rodea: Cuando les hablamos sobre temas como el respeto, la igualdad y la empatía, les damos herramientas para convertirse en personas conscientes y sensibles. Pequeños actos, como ser amables, cuidar el entorno, o respetar las diferencias, también construyen un mundo mejor.
- Refuerza su derecho a expresarse: Un derecho clave es el de expresar sus emociones, ideas y pensamientos sin miedo. A veces, como personas adultas, tendemos a minimizar lo que sienten porque lo vemos desde nuestra perspectiva. Sin embargo, para niños y niñas, es parte de aprender a gestionar sus emociones.
- Escuchar con atención y sin juzgar lo que tienen que decir es clave. Si se sienten enojados/as, ayúdales a poner en palabras lo que les pasa: “Entiendo que estás frustrado/a, ¿quieres contarme más sobre eso?”. Crear un espacio seguro para hablar fortalece la confianza y les enseña que sus emociones son válidas.
- Fortalece su autoestima: Uno de los derechos más importantes de niños y niñas es el derecho a desarrollar su identidad. Tú puedes ser un pilar fundamental en este proceso. ¿Cómo? Celebrando los pequeños logros del día, como cuando intentan algo nuevo o muestran esfuerzo en una tarea. Frases como “¡Qué orgullosa/o estoy de ti!” o “Sé que te esforzaste mucho en esto” les ayudan a sentir que lo que hacen tiene valor. Es importante evitar compararlos con otros niños/as. Cada persona tiene su ritmo y habilidades únicas, y destacar lo que les hace especiales es una forma maravillosa de reforzar su confianza. Incluso en los errores o fracasos, podemos transmitirles que equivocarse es parte del aprendizaje y que siempre estaremos ahí para apoyarles.
📖 Enséñales sus derechos:
También, puedes hablarle a tus hijos e hijas de sus derechos de una manera sencilla y cercana, para que entiendan que son cosas importantes que les ayudan a ser felices y a crecer seguros/as. Por ejemplo, puedes decirles: “Tienes derecho a jugar, por eso tienes tiempo para disfrutar tus juguetes y divertirte” o “Tienes derecho a aprender, por eso vamos juntos/as a la escuela y descubrimos cosas nuevas cada día”. Explícales que también tienen derecho a ser cuidados/as y amados/as, a expresar lo que sienten y a ser tratados/as con respeto siempre. Esto les ayudará a comprender que su bienestar es importante y que sus derechos están presentes en su vida cotidiana.
Esta es una gran oportunidad para reflexionar con ellos/as sobre la importancia de respetar los derechos de los demás. Explícales que, así como tienen derecho a ser escuchados/as, también deben escuchar a otros/as; y que, si merecen respeto, ellos/as también deben tratar bien a sus amigos y amigas. Estas pequeñas conversaciones no solo fortalecen su autoestima, sino que también les enseñan a vivir en armonía y a cuidar de quienes les rodean.
Recuerda: Este 20 de noviembre es mucho más que una fecha en el calendario. Es un recordatorio de que cada niño y cada niña tiene derecho a ser feliz, a ser escuchado/a y protegido/a. Como madres, padres y cuidadores/as, tenemos el poder y la responsabilidad de que estos derechos se vivan en casa, día a día.
No podemos cambiar el mundo en un día, pero sí podemos cambiar el mundo de nuestros hijos e hijas con nuestras acciones y con el amor que les damos. Este 20 de noviembre, recordemos que el cambio comienza en nuestras familias🏡
Hoy y siempre, demos el esfuerzo de ser los adultos que ellos y ellas necesitan, para construir un entorno donde cada niño y niña pueda ser quien quiera ser.
Lucía Martín
Técnica de Familia del SAF